No me soporto en el
espejo. Soy cabeza huevo llena pringue. Las cosas pegajosas me dan nauseas por
eso no me gusta teñirme. Parezco una piedra pringada de chapapote, con permiso
de la RAE. Me pongo enferma en la peluquería. A través del espejo veo a la que está a mi lado. Con lo interesante
que era cuando entró y ahora parece un pollo del súper. En la peluquería pasa
como en un taller de coches. Llegas entera, te desarman y te vuelven a montar,
te sacan brillo y pareces nueva. La otra de la esquina que casi no cabe en la
silla lleva unos rulos huecos enormes bajo una redecilla. El otro ayudante le
coloca el secador que tiene ruido de tractor y le da una revista casi sin
mirarla. Tiene un mohín en la boca que quiere decir que la ha tomado por una
vacaburra. ¡Qué indiferente es el mundo a los complejos! Ella levanta los ojos
en diagonal y coge la revista pensando que creía que los gais eran más
simpáticos.
Lo estoy dejando
pasar porque me resulta muy duro aceptarlo, pero ha llegado la hora de hacerlo.
Soy una vieja y estoy rechoncha. Lo sé porque me lo dijeron en la tienda de
bisuterías. Hay que ver, con lo fácil que es despachar en una tienda y la de
requisitos que establecen para el puesto. Primero me miraron varias veces de
arriba abajo y de abajo arriba y luego me dice una con cara de gobernanta de
hotel: Buscamos un perfil de dependientes concreto tal como dejamos establecido
en la página de Infojob. Capaz, voluntarioso, ágil. Ya la está cagando la
imbécil esta, pensé con ganas de decirle algo. Pero dije, yo vengo por el
puesto de dependienta. En definitiva, dijo ignorando mi impertinencia, tienen
que conocer unas técnicas mínimas de
venta para gestionar adecuadamente las objeciones del cliente y saber
argumentar sobre los beneficios del producto. Así mismo, deben estar preparados
para recibir objeciones, reclamaciones y devoluciones de producto por parte del
comprador. Le digo, ¿Y si es una compradora? Y sigue ignorándome. Conocer las formas
básicas de pago y el funcionamiento de los terminales de cobro. Aparte de eso,
cuenta la estética personal, cierta actitud... Vamos, que no tengo ninguna
posibilidad. No, lo cierto es que no, nuestra clientela es selecta, esto es
bisutería cara, es para gente a la que les gusta ser recibida por alguien más
joven con cierto estilismo en el vestir...
Dios, ¿esto es Huelva
o me he cambiado de ciudad sin darme cuenta? Salgo deprimida sabiendo que mi
puesto seguro en la residencia me libera de afrontar la búsqueda de empleo y a
la vez me da otro tirón en la cuerda que me ata. En vez de irme al puente de
hierro para tirarme al río sin compasión me voy caminando hasta el muelle, allí
no me verá nadie hablar con mi grabadora.
Joder, qué manía con el estilo. Todo el mundo con el mismo tema. Yo creía que
la ropa oscura daba un toque de seriedad y de madurez, nada más. Tengo que
hablar con Chari.
Juicio a tu estilo, repito con voz
atontada. ¿Qué le pasa a mi estilo? Es funcional. Sí, para estar viendo en la
tele Perdidos. Anda ya, me dice arrastrando la a. No le digo que me
ofende porque eso es lo que le gustaría a ella. La miro de la cabeza a los pies y vuelta y
pienso si no sería mejor ir al psicólogo. Si me visto como ella pareceremos dos
cabareteras. Va con ropa chillona y aun así tiene un aspecto triste. Me la
imagino andando por un callejón. CONTINUARÁ