23/12/15

El panel de mis sueños X

¿Cuál de los tres te quedas? Joder. Eres muy optimista. No, Asun, digo, Ana...Tú eres una mujer valiente. Yo te muestro y tú decides. ¿Ok? Bueno, chicos y chicas, está bien por hoy. ¿Cómo te sientes Asun? Yo no veo ninguna Asun aquí. Te ríes, ¿eh? Pues, sinceramente me siento mejor de lo que esperaba. ¿Estas dispuesta a seguir? No, la verdad es que no. Así en privado, me ha parecido estupendo, pero no podría pasar por esto delante del mundo entero. Tendría que dejar el trabajo, la ciudad, me moriría de vergüenza. Estás segura..., con lo bien que lo has hecho..., sería una lástima. Por otra parte, tienes cierto encanto que gusta, la pantalla te quiere, mira, obsérvate. Wau... ¿esa soy yo? La vestimenta hace mucho querida. Lo siento, no puedo entretenerme más, debo entrevistar a otras. Piénsatelo. Te llevarás gratis un montón de ropa. Que conste que esto lo he hecho por ti, por Chari que es mi amiga de toda la vida. Pero si no aceptas ahora salir por televisión, no podrás volver, ¿sabes? Lo entiendo. Sin embargo, no puedo, es superior a mis fuerzas. Te agradezco que me hayas atendido y sé que algo me ha pasado que me va a cambiar la vida..., voy a quitarme esto, no quiero dar un paso del que tenga que arrepentirme. Gracias, gracias. Joder, ahora no me siento cómoda ni con mi propia ropa. Ya te digo.
Entro en el Bonilla a tomarme un café, conecto la grabadora antes, no porque sea el mejor café sino por ver el mar. Aunque sea un mar casi muerto. Miro a mi izquierda hacia Colón. No hace mucho me bañaba ahí. Entonces la orilla era de arena blanca y no una alfombra negra, verdosa y aceitosa.  El tiempo pasa muy deprisa cuando estás a gusto disfrutando del atardecer. Es un instante, como cuando miras un cuadro de Monet sobre la pared. Parece tan pequeño y es tan denso. Así es este paisaje que miro del puerto porque al lado del mar, de los barcos, las grúas, de la orilla quieta, los colores y el olor a salitre está lo que soy, que quizá no sea tanto. Cansa hablar tan bajo.   Hoy no ha venido el hombre del sombrero. Es extranjero, seguro. Ya habrán acabado sus vacaciones. Me gustaba mirarlo mientras leía el periódico, varios. Anotaba cosas en un cuaderno de pastas duras. A lo mejor me traigo mi cuaderno un día y lo pruebo y a lo mejor me compro el periódico y lo leo aquí. Hace años que no compro el periódico. Antes lo que me gustaba leer era el Babelia, suplento de "el País". Ahora leo folletos de islas paradisíacas, faros, paisajes al ocaso del sol. Lo único que me alimenta y me da ganas de seguir viviendo es esa fuerte sensación de que un día me iré de aquí y estaré cerca del mar para siempre. continuará