6/12/15

El panel de mis sueños VIII



No quiero conocer a nadie más. No quiero pertenecer a ningún grupo, ni al coro, ni al club de amas de casa, ni al de lectura. No quiero viajar en autobús con los de mi edad y hacer turismo para terminar comprando un electrodoméstico en el hotel.
Ya no quiero nada de lo que me ofrecen y, sin embargo no dejan de ofrecerme cosas. Cámbiate el pelo, píntate las uñas, usa tacones, apúntate al yoga. Es agotador. Nadie me pregunta qué es lo que yo quiero. Y lo que yo quiero es viajar. Es tan sencillo. Para eso tengo mi hucha. Por eso trabajo. Por eso. Los fiordos noruegos con el sol de noche, las auroras boreales. El mundo de otro color. Si no hubiera abandonado mi carrera ahora ocuparía un puesto de relevancia en mi trabajo. Escucharía: ahora mismo le atiende la directora, doña Asun Medel, si, espere en la salita del fondo. Ya es tarde, dice mi madre, ya es tarde hija. ¿Siempre es tarde para mí? Ay madre, qué pesada eres, fijate que soy capaz de retomarla y terminarla con tal de darte en la cabeza, pero no, mejor lo dejo porque en realidad es tarde para empezar. No debería extrañarme porque yo he llegado siempre tarde a todos los sitios. ¿Será porque he sido muy lenta? Voy a callarme ya, corto y dejo grabando que mi vecina está limpiando los cristales. Hola guapa. Hola Asun, oye, ¿te das cuenta de que vienes hablando sola? Si, hija, si, es largo de explicar. Tú me caes bien reina, un día de estos te voy a contar un secreto. Ahora tengo prisa. Vale, te invito a tomar un café esta tarde. Bueno, luego te llamo. Uf, pero qué he hecho santo cielos, ¿contar yo un secreto? Es que a veces meto unas picias..., A ver cómo salgo de esta situación. Contarle yo lo de mi grabadora..., claro que..., tampoco pasa nada. Le diré que estoy haciendo un estudio de la conducta humana. continuará